Hay que curar a la realidad.
Tras acabar con los guardianes de la Tierra y enterrar sus cuerpos, Bardock y su equipo recibieron a varias tropas saiyans para que éstas se estableciesen en el planeta y comenzasen la construcción de varias torres de extracción de energía.
Mientras tanto en un lugar remoto del mismo planeta, en una zona montañosa del norte, Oob despertaba aturdido en lo más profundo de una cueva. A su lado yacía otra persona bastante conocida para él: Yamcha.
-Yamcha, despierta –susurró el guerrero de color mientras le zarandeaba-. Vamos, tenemos que salir de aquí.
Yamcha, aturdido, se incorporó y agitó su cabeza, como si quisiera deshacerse de las brumas que nublaban su juicio.
-¿Don... Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?
-No lo sé. Acabo de despertar aquí junto a ti. No sé dónde estamos, pero al menos sí sé quién me trajo hasta aquí.
-¡Gohan! –exclamó Yamcha dando un respingo.
Oob asintió. -¿A ti también te ha traído él? Esto es muy extraño.
-Pero, ¿por qué Gohan querría atacarnos y traernos a un sitio como este? –se preguntó el terrestre.
-No lo sé, Yamcha. Pero algo me dice que ese hombre no era Gohan –explicó Oob.
-Por supuesto que soy Gohan.
La figura del hijo de Goku apareció bloqueando la entrada de la cueva. Oob y Yamcha se levantaron al instante y adoptaron una posición defensiva.
-Tranquilos, no voy a haceros daño.
La figura entró en la cueva y se situó frente a ellos. En ese momento ambos pudieron observar como el Gohan que tenían delante suyo era muy diferente del que conocían. Tenía el mismo semblante, si, pero endurecido. Su cara reflejaba años de sufrimiento, de igual manera que lo hacía el resto de su cuerpo, al cual le faltaba un brazo. Y aunque su aspecto, su voz y su energía vital eran básicamente las mismas, este Gohan era mucho más salvaje. ¿Cómo podía ser?
-¿Qué hacemos aquí, Gohan? ¿Por qué nos atacaste? –preguntó Yamcha, completamente vencido por la curiosidad.
-Es una larga historia, pero mejor dejar claro este asunto porque no hay tiempo que perder-declaró-. Soy Gohan, pero no el que vosotros conocéis, vengo de un mundo paralelo al vuestro para avisaros que vuestra dimensión está en peligro.
Pese a la gravedad de la noticia, ni Yamcha ni Oob estaban impresionados.
-En mi mundo –continuó-, Bulma construyó una versión mejorada de la maquina del tiempo que fabricó para Trunks. Con ella, no solo se podían ver las diferentes líneas alternativas que configuran nuestro multiuniverso, sino que podíamos ver cual había sido alterada y cómo repararla. Entre esas líneas, esos mundos, estaba este. En esta dimensión ha ocurrido una anomalía espacio-temporal que va a condenaros a todos. Y vosotros dos sois los únicos que podéis empezar a pararla.
-¿Nosotros? ¡Estás loco, Gohan! No le llego ni a la suela de los zapatos a Goku, ¿cómo voy a poder parar algo que él no pueda? –confesó Yamcha con resignación.
-¿Por qué nosotros y no otros, Gohan? –preguntó Oob.
-Porque sois los únicos que por un motivo u otro sois invisibles para ellos –apuntó el viajero temporal-. Os lo explicaré.
Los tres se sentaron en la cueva formando un círculo.
-Oob, sabes que eres la reencarnación del monstruo Boo, ¿verdad? –dijo Gohan.
-Sí –asintió con miedo el muchacho.
-Y si eres esa reencarnación, ¿cómo que tienes ahora unos ocho años? –Oob quedó pensativo-. Solo hace dos años de la muerte de Boo en este mundo y tú deberías tener, como mucho, esa edad. Sin embargo eres mayor.
-Es cierto...- Yamcha miró a Oob, quien estaba absorto en sus pensamientos, intrigado y preocupado.
-Eso es porque esta realidad está alterada –explicó Gohan-. Dime Oob, ¿tienes recuerdos de tu pasado? ¿Sabes cómo creciste o te acuerdas de cómo conociste a Goku? No, ¿verdad? Tan solo sabes que es así, pero no hay nada en tu mente que lo pruebe. Solo lo sabes, lo sientes.
-No lo entiendo...- Oob estaba confundido.
-Míralo así. Imagina que las dos puntas de un papel son pasado y futuro. Nunca podrían tocarse y de esta manera la continuidad espacio-temporal estaría en orden. Sin embargo, dos saiyans, de alguna manera, han hecho que el folio se doble por la mitad, haciendo que pasado, ellos, y futuro, vosotros, coexistáis en una misma realidad. Que las dos puntas del papel se toquen. Y eso ha vuelto loca a la realidad, haciendo que se reconstruya a sí misma con muchísimos defectos. ¿Cómo si no os explicáis que pudierais haber luchado contra Turles aquí en la Tierra? En ese tiempo muchos de los guerreros Z incluido tú, Yamcha, estaban muertos y otros en Namek.
Yamcha se quedó perplejo. Gohan tenía razón. Él tenía recuerdos de todo ello pero cronológicamente no podía ser posible.
-Igual pasa con los casos de Slug, Cooler o los Bio-Broly, no podían haberse dado y, sin embargo, sucedieron.
Oob y Yamcha no daban crédito. ¿Cómo que nadie se había dado cuenta de eso?
-¿Y qué tiene que ver eso conmigo? –preguntó Oob.
-Como ya he dicho, esos saiyans al doblar el papel han hecho que la realidad se pliegue sobre si misma y, por decirlo de algún modo, la han hecho enfermar. Y el propio tejido de la realidad para defenderse de ese virus ha hecho que tú, cuyo nacimiento no se espera hasta dentro de muchos años, vivas en este tiempo. Para que combatas la enfermedad. Para ser el anticuerpo de ese virus. Por eso eres invisibles para ellos, porque en teoría no existes.
-¿Invisible?
-Si, los saiyas no solo disponen de una tecnología altamente avanzada, también tienen en su poder objetos arcanos sacados del palacio de Kami-Sama. Entre ellos hay una vasija donde pueden ver las probabilidades del futuro para así anteponerse a sus problemas. Por eso, cuando las sepan controlar en este tiempo, siempre estarán un paso por delante nuestra en todo lo que hagamos. Pero en esa vasija no apareces tú, Oob. La realidad no te muestra.
-Y en el futuro de este mundo que tú viste, ¿cómo nos vencieron? –Oob no sabía por qué pero empezaba a creer todo lo que Gohan le contaba.
-No lo sabemos con exactitud pero todo indica que la caída empezó en el viaje a Namek. Allí, Goku y Piccolo fueron vencidos, Vegeta se unió a los saiyans y el Gohan de este tiempo y tú viajasteis al planeta Vegeta a por Goten y Trunks y fuisteis vencidos allí por Broly. La Tierra, pese a que un rebelde saiya llamado Bardock y todo su equipo trataron de defenderla, no tardó en caer cuando varios guerreros fantasmas descubrieron sus planes y acabaron con él. Pero eso cambiará. De momento, tú no has viajado a Namek y eso alterará las cosas de algún modo.
-Y todo esto que nos has contado, ¿dónde me deja a mi, Gohan? –intervino Yamcha.
Gohan sonrió con resignación. –Lo cierto Yamcha es que tú estás aquí porque también eres invisible. Pero no como Oob. A ti no te ven los saiyans porque, sencillamente, no te quieren mirar. Para ellos no presentas peligro alguno y te tratan como a un humano cualquiera.
Yamcha quedó boquiabierto. ¿Un humano más? ¿Quiénes se creían los saiyans para subestimarle de aquel modo?
-Ya que ellos no se fijan en ti porque no creen que encierres ningún peligro o amenaza para sus planes, vamos a aprovecharlo para darles una sorpresa –explicó Gohan.
-Y si se puede saber, ¿cómo pararemos los planes de esos saiyans? –preguntó Oob.
-Entrenando y consiguiendo que seáis más fuertes. Desgraciadamente solo tenemos una semana. En tres días, Bardock será descubierto y atacado por los guerreros fantasmas. Pero vivirá. Cinco días después, siete días a partir de hoy, iniciará un rescate de los héroes encarcelados en la atalaya de Kami-Sama y será destruido. Será antes de ese instante dónde actuaremos nosotros y le ayudaremos a salvar a los presos y a destruir las torres que están succionando la energía del planeta. O de lo poco que quede de él en una semana.
-¿Nos dará tiempo en una semana a mejorar? –Oob no parecía confiar mucho en aquel plan.
-Sacaré todo el potencial que tenéis escondido. Yamcha lo desterró hace tiempo y tú aún no lo has descubierto. Oob, posees una fuerza gigantesca en tu interior y solo hay dos formas de sacarla: uniéndote con la energía del Boo de esta dimensión o sincronizando tu esencia con tu alma para poder desatar todo el poder malvado que llevas en tu interior. Y es a esa segunda opción dónde vamos a llegar.
Aunque Yamcha y Oob no parecían demasiado entusiasmados por el plan de Gohan, sabían que era su única esperanza.
Los guerreros no tardaron en ponerse a entrenar. Mientras el entrenamiento de Oob era, en su mayoría, espiritual, el de Yamcha era todo físico. Y para sorpresa de Gohan, había aguantado el tremendo ritmo al que le había sometido.
Tras dos días de entrenamiento, Gohan estaba más que contento con los progresos conseguidos.
-Oob, tus poderes latentes están muy próximos a desatarse –explicó-. Si te concentras más aún en toda la energía que yace en tu interior y la canalizas hasta tu alma, podrás sacar toda la fuerza del Boo maligno que escondes en tu cuerpo. Solo te hace falta un estímulo, algo que prenda la mecha y desate toda la energía que escondes.
De hecho, Oob si que se sentía mucho más fuerte. Pero no era ningún estúpido, sabía que tres días de entrenamiento no iban a suponer nada. Pese a que este entrenamiento había conseguido crear una comunión inimaginable con su ki interior, aún estaba lejos del nivel que Gohan y Goku deseaban de él.
-Y tú, Yamcha, buen trabajo –le dijo sonriendo-. Supongo que para tantos años de inactividad, has recuperado la forma muy rápido. Pero eso no es suficiente. No pretendo hacerte más poderoso en una semana. Eso es imposible. Y además, ese no es tu problema. Tu principal obstáculo eres tú mismo. Tu falta de confianza en tus posibilidades. Desde que ese Saibaman te mató cuando Vegeta atacó la Tierra, te has entrenado cada vez más y has visto como pese a tus esfuerzos no eras rival para las amenazas que azotaban el planeta. Y poco a poco te dejaste tu mismo arrastrar a un segundo plano por todos aquellos que te rodeaban, los que si creían aún que podían ayudar y no tenían dañado su ego. Todo por no tener sangre saiya en tu cuerpo, no ser del planeta Namek o un androide. Cualquier excusa era válida para ti para dejarte vencer. Pero hubo un tiempo dónde no era así. Dónde sabías que eras fuerte y lo demostrabas. Luchabas y te enfrentabas a cualquier peligro pues tu astucia y entrega eran armas suficientes para superar cualquier peligro. Eras un bandido, un guerrero solitario, un soldado...Y es a ese Yamcha al que hay que recuperar. Al que estaba seguro de que un gran peligro solo le haría ser más fuerte y estar más preparado para el siguiente. El Yamcha que no se rendía.
Yamcha tenía el corazón en un puño. Esa sensación era exactamente la que le abordaba todas las mañanas y le martirizaba todas las noches.
-Toma, Yamcha –Gohan sacó una capsula y la hizo explosionar. De ella apareció una caja-. Esto es para ti. Quizás viéndote y haciendo que te vean diferente, consigas serlo antes.
Yamcha abrió la caja y sacó de ella su antiguo traje de bandido del desierto. Miles de emociones llenaron su cuerpo de pronto. Vitalidad, fuerza, confianza, voluntad,...Y sobre todo felicidad.
-Es lo que necesitaba. Gracias, Gohan.
-Qué enternecedor –dijo una gélida voz a su espalda.
Cuando todos miraron hacia el lugar, vieron como volando encima de ellos se encontraba el terrible Freezer.
-Así que tú eres el otro que vino con Trunks en la maquina del tiempo. El Gohan del futuro –Freezer parecía disfrutar-. Eres tan estúpido como los demás monos de tu raza. ¿Crees que un traje va a marcar la diferencia? ¿Crees de verdad que este penoso entrenamiento servirá de algo?
-¡¡Freezer!! –exclamó Yamcha
-¡Nos ha encontrado! –gritó Gohan-. Eso significa que Trunks no ha conseguido cambiar nada...
-Trunks ha sido vencido, estúpido medio mono. Igual que yo voy a aplastarte ahora mismo.
-Entre los tres le venceremos, Gohan –dijo Oob poniéndose en posición de ataque.
-¡No! –advirtió Gohan-. No podemos dejar que te descubran, Oob. Eres nuestra arma secreta. Yamcha y tú iros de aquí. Yo me encargaré de él.
-No podrás tú solo, Gohan –Yamcha se acercó a él-. Estos guerreros fantasmas son más fuertes.
-Lo haré solo. Vosotros iros, tampoco seríais rivales para él. Corred a la tierra sagrada de Karin y buscad la aldea india de Bora y Upa. Si todo va según nuestros cálculos, allí podréis encontrar a otro héroe que sin vuestra intervención moriría en una semana. Debéis reclutarle y dirigíos a Ciudad del Centro, Capital City, Bulma deberá estar ya allí esperándoos con otra sorpresa. ¡Partid, rápido!
Yamcha cogió la caja y apremió a Oob y ambos se fueron.
-¿Qué te hace pensar que no iré tras ellos y los mataré junto a Bulma y a ese héroe del que hablas una vez acabe contigo? –preguntó Freezer de manera burlona.
-Qué no saldrás de aquí.
Gohan le lanzo un rayo de energía y cuando Freezer lo esquivó, le dio una doble patada en el pecho. El cuerpo del ex-tirano del universo se precipitó hacia una montaña y se estrelló en ella. Molesto, Freezer salió de entre las rocas y al desatar su ki hizo que toda la montaña estallase en mil pedazos.
-Voy a disfrutar aplastándote –dijo Freezer con una sonrisa maliciosa brillando en su cara.
Los dos contendientes se lanzaron el uno por el otro. Sus energías eran tan fuertes que era difícil seguirles la pista. De pronto aparecían en un lugar del cielo y al segundo estaban en la cima de una montaña intercambiándose golpes. Los dos eran rápidos y certeros en sus movimientos. Era un combate muy igualado.
Tras unos segundos más de lucha, Freezer se echó a reír.
-¿De qué te ríes? –le preguntó Gohan, intrigado.
-De que voy a acabar contigo antes de lo que había previsto.
-¿Qué estás diciendo?
-¿Acaso crees que esta es mi nueva fuerza? Solo he estado jugando contigo, maldito mono –le dijo entre risas.
Gohan quedó asombrado. Sin embargo y para sorpresa de Freezer, el rostro del medio saiya no tardó en cambiar a una sonrisa de prepotencia.
-¿Y tú crees que yo he desatado todo mi poder?
Y Freezer frunció su ceño.
Entonces, Gohan profirió un atronador grito y las piedras de su alrededor empezaron a levitar por la terrible fuerza que su cuerpo despedía. Las nubes del cielo se arremolinaron encima suya y una columna de aire nació de sus pies y se elevó hasta las alturas. Y en un estallido de luz, Gohan se transformó en super saiyan.
-Veamos de que eres capaz – le retó el defensor de la Tierra.
-Otro guerrero dorado. Hacía tiempo que no veía a uno frente a mí –señaló Freezer-. Por fin voy a poder acabar con un super saiya.
Gohan atacó, pero antes de que su golpe conectase con su enemigo, éste desapareció. Freezer surgió a su espalda y le agarró con su cola, estrangulándole mientras le golpeaba sin cesar.
Con mucho esfuerzo, Gohan se zafó de la presa y lanzó un rayo de ki a Freezer para alejarle, pero éste lo desvió y volvió al ataque.
Freezer era ahora más fuerte, más rápido y no parecía desfallecer en sus ataques. Luchaba sin cesar y sabiendo qué hacer en cada instante. Y esa perfección en la lucha estaba dejando a Gohan sin ideas.
Tras unos compases más de combate, todas las cartas quedaron sobre la mesa. Gohan pese a su transformación no podía combatir con Freezer y éste no tardó en derrotarle.
De un fuerte golpe, Freezer alejó de sí al viajero temporal.
-No voy a matarte ahora–le dijo el antiguo amo del universo-. Antes, voy a darle alcance a tus amigos y voy a torturarles delante tuya, sin que puedas hacer nada para salvarle -y Gohan gruño en respuesta-. Voy a destruir a todos tus amigos, a todos los terrestres y a acabar con tu planeta lentamente.
Freezer se dio la vuelta y justo cuando se disponía a darle alcance a los que habían escapado, Gohan saltó de nuevo hacia él y le atrapó con su brazo y sus piernas.
-¿Aún quieres más, mono estúpido?
-De esta no podrás escaparte, Freezer.
El cuerpo de Gohan comenzó a brillar más y más una fuerte y descontrolada energía comenzó a manar de él.
-¿¡Te vas a sacrificar!? ¡Vas a hacer explotar tu cuerpo para detenerme!
-Haré lo necesario para deteneros –dijo Gohan entre lágrimas.
-¿Y crees que una explosión de energía me matará? ¡Soy inmortal! ¡Me recuperaré de cualquier herida!
-Eso si explotó frente a ti. Pero no si lo hago dentro de ti.
Entonces, el cuerpo de Gohan se transformó en energía pura y se metió por todos los poros de Freezer hasta su interior. Después, todo el cielo se llenó de una gran luz.
Desde la lejanía, Yamcha y Oob sintieron como la energía de Gohan se desvanecía. Segundos después, un fuerte estruendo y una gran luz llenaron el cielo.
-Gohan... ¡NO!... –dijeron al unísono.